Ahora bien, este marco legal beneficiaría principalmente a los
pequeños empresarios que invirtieron decenas o cientos de miles de dólares para
mejorar su establecimiento comercial, que puede ser una papelería, tienda de
delicatesses, restaurant, tintorería, farmacia, club, bar o un quiosco. Las
consecuencias de un aumento considerable de los precios de alquiler, podría
obligar a estas empresas a cerrar o desaparecer. Si el propietario de la misma
se enfrenta a la expiración de un contrato de arrendamiento, y el dueño del
local no lo renueva, el pequeño empresario perdería todo lo que ha invertido en
el negocio y trasladarse a otro lugar no sería una buena elección, porque
tendría que comenzar de cero al buscar nuevos clientes.
Los desafíos que
enfrentan los pequeños arrendatarios comerciales no son nuevos. El proyecto de
ley de derechos de los inquilinos comerciales, existe de alguna forma desde
1986, cuando fue presentado por el entonces concejal Ruth Messinger con un
nombre diferente. Una versión revisada fue introducida en 2008 y patrocinada
por los 32 miembros del Comité de Pequeños Negocios del Ayuntamiento (City
Council’s Small Business Committee). La versión actual se introdujo de nuevo en
diciembre de 2012, como un intento más de establecer una ley que beneficie a
estos comerciantes de manera permanente. Más información sobre el mercado de bienes raíces en la sección de noticias de
invertirenpropiedades.net
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